Los domingos y festivos toda la familia asistía a la Misa mayor de la parroquia. Luis Martin cerraba su tienda de relojería, sabiendo que en domingo venían las aldeanas a hacer sus compras, pero él decía: Prefiero atraer sobre mi casa las bendiciones de Dios. En esa época las tiendas no cerraban los domingos, como ahora, pero el padre de santa Teresita guardaba el precepto dominical y no quería trabajar en día festivo.
En la Historia de un alma Teresa nos cuenta sus recuerdos infantiles sobre los domingos:
"-las fiestas-... cada semana me traía una muy querida a mi corazón: el domingo. ¡Día radiante, consagrado a Dios y al descanso! Toda la familia asistía a la misa mayor; recuerdo aún que como la capilla que ocupábamos estaba muy distante del púlpito, en el momento del sermón teníamos que ir a buscar sitio en la nave central; esto no era fácil, pero todo el mundo se apresuraba a ofrecer sillas a Teresita y a su padre. ... El primer sermón que comprendí fue uno sobre la Pasión de Nuestro Señor. Tenía cinco años y medio, y desde entonces pude comprender y apreciar el sentido de todas las instrucciones."
sábado, 20 de septiembre de 2008
sábado, 13 de septiembre de 2008
El éxito, el orgullo y la confianza en Dios
En 1872, Celia escribe a su hermano Isidoro, que tenía problemas económicos para sacar adelante la farmacia y la droguería que había abierto en Lisieux. Recordemos algunos fragmentos de las cartas:
"Me gustaría ver prosperar la iniciativa de la droguería. Es muy doloroso tomarse tanto trabajo para nada. Tú puedes decir que conoces las inquietudes y las angustias."
"Nuestra hermana me ha hablado mucho de tus negocios. ... Le he dicho que no se preocupe demasiado por las contrariedades, que sólo tenemos que hacer una cosa: rezarle a Dios, pues ni ella ni yo podemos ayudarte de otra manera. Pero Él, para quien no hay obstáculos, nos sacará de eso cuando crea que ya hemos sufrido bastante, y entonces reconocerás que no debes tu éxito a tus cualidades ni a tu inteligencia sino sólo a Dios, lo mismo que yo con el encaje de Alençon. Esta convicción es muy saludable y yo la conozco por experiencia.
Bien sabes que todos estamos inclinados al orgullo, y con frecuencia he observado que los que han hecho fortuna son unos engreídos insoportables. No digo que yo hubiese llegado hasta ahí, y tú tampoco, pero ese orgullo nos habría manchado, poco o mucho. Además, es cierto que la continua prosperidad aleja de Dios. Él nunca ha llevado a sus elegidos por ese camino, sino que antes han pasado por el crisol del sufrimiento para purificarse.
Me vas a decir que te estoy echando un sermón, pero no es ésa mi intención. Pienso en esas cosas con mucha frecuencia y así te las digo."
"Me gustaría ver prosperar la iniciativa de la droguería. Es muy doloroso tomarse tanto trabajo para nada. Tú puedes decir que conoces las inquietudes y las angustias."
"Nuestra hermana me ha hablado mucho de tus negocios. ... Le he dicho que no se preocupe demasiado por las contrariedades, que sólo tenemos que hacer una cosa: rezarle a Dios, pues ni ella ni yo podemos ayudarte de otra manera. Pero Él, para quien no hay obstáculos, nos sacará de eso cuando crea que ya hemos sufrido bastante, y entonces reconocerás que no debes tu éxito a tus cualidades ni a tu inteligencia sino sólo a Dios, lo mismo que yo con el encaje de Alençon. Esta convicción es muy saludable y yo la conozco por experiencia.
Bien sabes que todos estamos inclinados al orgullo, y con frecuencia he observado que los que han hecho fortuna son unos engreídos insoportables. No digo que yo hubiese llegado hasta ahí, y tú tampoco, pero ese orgullo nos habría manchado, poco o mucho. Además, es cierto que la continua prosperidad aleja de Dios. Él nunca ha llevado a sus elegidos por ese camino, sino que antes han pasado por el crisol del sufrimiento para purificarse.
Me vas a decir que te estoy echando un sermón, pero no es ésa mi intención. Pienso en esas cosas con mucha frecuencia y así te las digo."
domingo, 7 de septiembre de 2008
Las hijas menores

Tras la muerte de los dos hijos varones y de la pequeña Elena, a la edad de 5 años, el Señor les concedió tres hijas más: Celina,Melanie y Teresa.
Los problemas de la madre para criar a sus hijas, por el cáncer de pecho que tenía, la llevaron a dejarlas en manos de nodrizas. (En la época no había otras posibilidades, como hoy en día, con las leches maternizadas que se dan en biberón). En el caso de Melanie, la nodriza no alimentó bien a la niña, y ésta murió.
Al nacer la pequeña, novena de los hijos, le puso por nombre Teresa y la llevó a Semallé, aldea donde vivía Rosa, una buena nodriza, cuyos servicios había recibido anteriormente. Esta niña es la que conocemos como Santa Teresa del Niño Jesús, Santa Teresita o Teresa de Lisieux.
En el vínculo que incluyo, encontraréis todas las fechas más importantes de la vida de Santa Teresita y también fotos de su familia.
Santa Teresa de Lisieux
sábado, 6 de septiembre de 2008
Cartas a mi familia
En la editorial Monte Carmelo se puede encontrar con este título un conjunto de la correspondencia que mantuvo Celia Guerin con su familia, sus hijas y su hermano. Porque las cartas que escribió a su hermana monja no se conservan.
En estas cartas va contando los nacimientos de sus hijos, el desarrollo de su negocio, el encaje de Alençon, los quehaceres diarios, las oraciones en familia, los paseos al Pavillon, la finca que tenían en las afueras de Alençon, y tantos otros detalles de la vida ordinaria de una familia cristiana de fines del siglo XIX.
Los fragmentos datan de los años 1863-1877.
En estas cartas va contando los nacimientos de sus hijos, el desarrollo de su negocio, el encaje de Alençon, los quehaceres diarios, las oraciones en familia, los paseos al Pavillon, la finca que tenían en las afueras de Alençon, y tantos otros detalles de la vida ordinaria de una familia cristiana de fines del siglo XIX.
Los fragmentos datan de los años 1863-1877.
Los hermanos de Celia
Celia, la madre de santa Teresita, tenía dos hermanos: Mª Luisa, que entró en el convento de la Visitación de Le Mans, y tomó el nombre de Sor Mª Dositea; y su hermano Isidoro, que se trasladó a Lisieux, donde se casó y se estableció como farmacéutico.
Celia quería muchísimo a sus dos hermanos y era muy aficionada a escribirles cartas, para mantener el contacto familiar. Gracias a estas cartas, aunque no todas se han conservado, podemos conocer el alma de esta mujer fuerte. Veremos algunos fragmentos de ellas que nos ayudarán a conocerla mejor y prepararnos para el día de la beatificación.
Celia quería muchísimo a sus dos hermanos y era muy aficionada a escribirles cartas, para mantener el contacto familiar. Gracias a estas cartas, aunque no todas se han conservado, podemos conocer el alma de esta mujer fuerte. Veremos algunos fragmentos de ellas que nos ayudarán a conocerla mejor y prepararnos para el día de la beatificación.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Los hijos
El matrimonio deseaba la llegada de un misionero a la familia, que llevase a Dios muchas almas, y así lo pedían en sus plegarias.
Comenzaron a llegar los hijos. La primera hija fue María, la segunda Paulina, la tercera Leonia, la cuarta Elena. Todas ellas aprendieron a rezar a Dios pidiendo el nacimiento de un misionero.
Nació el primer varón en 1866 y le pusieron por nombre José Mª. Celia comentaba con su marido: "Mira qué bien formadas tiene sus manos. ¡Qué agradable será verle subir al altar y también oirle predicar."
Pero los caminos del Señor son otros, y pronto el pequeño murió a los 5 meses de nacer. Este dolor fue muy grande, pero pronto volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo, al que llamó del mismo modo. Pero éste también falleció con 9 meses.
Comenzaron a llegar los hijos. La primera hija fue María, la segunda Paulina, la tercera Leonia, la cuarta Elena. Todas ellas aprendieron a rezar a Dios pidiendo el nacimiento de un misionero.
Nació el primer varón en 1866 y le pusieron por nombre José Mª. Celia comentaba con su marido: "Mira qué bien formadas tiene sus manos. ¡Qué agradable será verle subir al altar y también oirle predicar."
Pero los caminos del Señor son otros, y pronto el pequeño murió a los 5 meses de nacer. Este dolor fue muy grande, pero pronto volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo, al que llamó del mismo modo. Pero éste también falleció con 9 meses.
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